20 abr 2013

Oh, la pequeña sufre, lo pasa mal. Sus ojos entristecidos lloran, liberan su pena, alivian su dolor. Estas acidas como el limón, se desacen bajo su rostro. Siguen cayendo. Una y otra vez se estampan contra el suelo, se desbanecen dejando un lago de desdichas.
No llores, no lo hagas. Deja que vea tu hermosa sonrísa que tan escondida la tienes bajo esa triste mueca. Venga, mirame a los ojos. ¿Ves? No hay nada que temer, todo va a ir bien.  

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