26 feb 2014

Las siete entradas en una sobre la historia de Lyss.

Parece que todo va a explotar, a volverse cenizas.
Valkyrias y einherjars, enviados por el mismísimo Odín libran una gran batalla contra los elfos oscuros, y es aquí donde me encuentro, junto a ellos.
El cansancio hace meya en mi. Me muevo con agilidad, pero no tanta como al principio, hay algo que me falta.
Los enanos intentan atraparme, pero, como si bailáramos, los esquivo. A mi alrededor puedo ver árboles destrozados, agujeros en el suelo hechos por los impactos de el resto. Huele a humo, a fuego, a sangre y a miedo. Yo no lo tengo. Ahora uno salta sobre mi, se agarra a mi arco y me pasa el brazo por delante de la garganta, apenas puedo respirar.
En menos de un minuto deja de hacer fuerza, algo ha impactado en él, aun sobrepasa su pecho y araña mi espada. Puedo notar su fría sangre empapando mi ropa, tiñéndola de escarlata, también siento el escozor que producen las heridas que me acaba de hacer.
- ¡Joder!- escupo.
Detrás de mí se encuentra mi nonne, entre sus manos tiene bien agarrado su arco, y con una gran sonrisa me mira. Se divierte, le encantan estos momentos. Tiene la cara manchada de algo que parece ser sangre, pero aun así, ella, ni se inmuta. Como buena valkyria, e hija de Freyja, es hermosa. Su pelo, castaño rojizo, se recoge en una alta cola de caballo que le llega a los hombros, en el cuello lleva un pequeño collar en forma de luna.
- Gracias, ¿no?- me dice interrumpiendo el ''estudio'' visual que hago de ella.
- Gracias, mo nonne.- le digo en noruego, mi hermana, mientras le guiño un ojo.
No se como he acabado aquí, pero... ¿Es posible tener a tu enemigo frente a ti, amenazado por tu espada y no lograr matarlo?
El filo de esta está rozando su cuello. Estoy sentada sobre él, con mis piernas a cada lado de su cintura, inmovilizándolo.
Noto como respira, agotado, pero aún con ganas de más. Su pecho sube y baja rápidamente igual que lo hace el mío. Estamos ambos en una situación parecida, solo que uno de nosotros mantiene el control de esta.
- ¡Vamos, valkyria! ¡Hazlo!
Le paso la cuchilla por la garganta, acariciando la zona. Quiero degollarlo, ver como su propia sangre le impide respirar, encharcándole los pulmones.
Observo la rabia que emana de sus ojos, la ira que desprende su cuerpo. Tiene la cara manchada de negro, carbón. No es muy corpulento y voluptuoso, pero tiene fuerza. Ahora apenas se mueve, ha dejado de forcejear, como hacia al principio.
- ¿Por qué no lo haces ya?- me grita en un tono burlón.- ¿Tienes miedo, guapa?
Me paso la espada a la mano izquierda, y con la derecha le propino un buen golpe en la mandíbula que lo deja en blanco, haciendo que la herida que tiene en el labio vuelva a sangrar.
- ¡Cállate, elfo estúpido!
El mármol blanco reluce bajo mis pies, brilla por la luz que ilumina el Valhalla. Cientos de guerreros se congregan frente a sus dioses. Ante nosotros esta Thor sentado en su trono, con el gran Mjölnir. Junto a él se encuentran Odín y Freyja. El dios de los dioses, de pelo blanco y de un solo ojo, imponente, raudo y duro. Ella, sin embargo, parece delicada, suave y dulce, pero al mismo tiempo tiene el semblante de una pantera, traicionera, dura y vengativa. Es preciosa.
- Es vuestra hora, alguno de vosotros deberéis bajar. Una gran batalla se librará en el campo donde la luna dibuje su rostro. Allí os encontraréis dificultades, entre ellas los elfos oscuros. Será a ellos a quien deberéis exterminar.- Odín, con su poderosa voz hace una pausa, dejando que el aire entre en sus pulmones. Aún siendo un dios, necesita hacerlo.- No solo descenderán einherjars, sino que sus respectivas parejas lo harán con ellos. Allí abajo os podéis encontrar con muchas cosas, peligros que cuestionaran lo que hagáis y en la forma en la que actuaréis, pero, aun así, no os separéis. La unidad y la confianza en vosotros mismos hará que lo consigáis todo.
Nadie dice nada, todos estamos atentos a lo que explica y a los consejos que nos da.
De repente, el silencio sepulcral desaparece a manos de Freyja.
- Oh, ¡qué bonito! A sido tan esperanzador y tierno…- dice en un tono sarcástico, mientras aplaude. Sonríe y prosigue:- Hacedle caso al tuerto. Acabad con todos aquellos que son capaces de crear el mal. Arrolladlos, descuartizadlos y cuando acabéis, sentíos orgullosos, reíros frente a ellos, porque aún sin ganar, saldréis victoriosos por el mero hecho de haber tenido las suficientes agallas como para enfrentaros a toda esa escoria.
Sus hijas, las valkyrias, lanzamos pequeños gritos y ronroneos, aprobando lo que dice. Ellos, al percibir nuestra alegría y orgullo, gritan:
- ¡Gunnr!
-Descenderán la gran mayoría de los que tengan pareja, no podemos arriesgarnos a quedarnos sin refuerzos.- Thor por fin habló.- Como bien han explicado, vuestro deber es ese. No hay más. Luchad, y salid con vida de allí. Podría decir que el destino os traerá hasta aquí, pero eso solo las nornas podrán dictarlo.
Hizo una pausa, dejando que el resto pensáramos en ello, y siguió con su discurso:
- Preparaos, vuestra llegada al Midgard será junto a la próxima tormenta.
Tormentas, perfectas en todas sus formas, sobre todo para nosotras, ''hijas'' de Thor.
- Ahora, que cada uno se marche a sus aposentos. Allí, los que debáis bajar, encontraréis algo que lo diga.
El Valhalla, es un lugar lleno de salas y cambras, cada guerrero tiene la suya, igual que valkyrias.
- Eh, preciosa, ¿ya te ibas a ir sin despedirte?
Justo antes de salir por aquellas enormes y majestuosas puertas, la cantarina voz de mi nonne me atrapa. Doy la vuelta, girando sobre mis pies y sonrío, o eso intento.
- No, pero... Quería ir a dar una vuelta... No se que haré, aquí sola mientras tu estés en el Midgard con Cohl. Yo... Prométeme que irás con cuidado, mi pequeña felina.
- Tranquila, nonne. Todo irá bien.
Ella, con los sentimientos a flor de piel y con los ojos vidriosos, se acerca a mi y me abraza.
- Shh... Sí, todo irá bien. Más te vale acabar con todos ellos o seré yo quien baje, para darte una buena tunda y espabilarte.
Una lágrima resbala por su mejilla y se estampa contra el suelo. La miro y empieza a reír.
- Te voy a echar de menos.
- Y yo a ti, tonta.
- Clare, ¿vienes?- le dice su einherjar, Cohl.
- ¿Ya quieres acapararla?
Ríe, me mira, y rápidamente contesta:
- Eso solo lo haces tu.
Frunzo el ceño y clavo mis ojos en los suyos.
- Cuida de mi pequeña, o te arrancaré los brazos y te azotaré con ellos, que se que te gusta.
Le sonrío y le guiño el ojo derecho.
- Ves con cuidadito, guerrero.
Después de amenazarlo, beso a mi nonne en la mejilla y me voy a mi habitación dando saltitos, como una niña pequeña.
Recorro el pasillo como tal, hasta que llego a la esquina que lleva a las habitaciones. Todo irá bien, tranquila.- me repito. Paso los brazos por debajo de mis pechos y me abrazo. Daria lo que fuera por poder luchar junto a ellos.
Paro frente a la puerta de lo que se podría llamar mi hogar, la abro y entro. Hay un pequeño pasillo, el suelo es de moqueta granate, las paredes son lisas y blancas, a mano izquierda hay un baño precioso, aunque demasiado grande para mi sola, con las paredes de piedra negra y rugosa. Frente a él hay un gran vestidor, lleno de ropa y zapatos, es completamente perfecto, cualquiera desearía poder tenerlo. Sigo andando y llego frente a la cama, un sobre negro destaca sobre las sabanas.
¿Un sobre?
Me acerco poco a poco a él. No puede ser, no puede ser, yo no puedo...- me digo, intentando controlar mi desbocado corazón, que solo hace que luchar por escaparse de  mi pecho. Lo cojo, noto su tacto, es suave como el algodón, como la piel de un recién nacido. En su interior hay una tarjeta del color de la plata con un texto negro, brillante y perfecto, en cursiva. 
            << Lyss, valkyria del rayo, hija de Thor y acogida en el seno de  
         Freyja,  descenderá junto al resto de sus compañeros y su pareja,
                 durante la próxima tormenta en el Midgard.>> 
No hay más, solo eso. Mis ojos se humedecen al instante, tanto que ya apenas puedo distinguir las letras que tengo frente a mi. ¿Bajar? Sí, junto a mi pequeña, no iba a estar sola. Cierro los ojos y aprieto el sobre contra mi pecho, por fin ha llegado la hora... Es mi momento. La felicidad  me ha invadido, y las lágrimas no dejan de caer, alegres, contentas, pero a la vez asustadas, tienen miedo a lo que pueda haber ahí abajo. ¿Y si al caer desaparecen? No, eso no puede ser, juntas son fuertes, y si se unen, la gota será aún mayor.
Salto, corro, e incluso vuelo. Pequeñas descargas salen de mis manos, hilos de luz que despegan y caen contra todo, dibujando formas en el aire, viajando por él.
Salgo de la habitación y vuelvo a pasar por aquel pasillo que hace apenas cinco minutos me había desquiciado, voy rápido, mucho, tanto que para un humano sería prácticamente imposible saber  realmente donde estoy. Lanzo gritos de alegría, no me lo puedo creer. Al final de este veo a Clare junto a Cohl. Que raro, pienso sarcásticamente.
Nada más llegar a donde está, salto encima de ella, para que me agarre. Se asusta al notar mi cara y mi cuello mojado por las lágrimas que hacia nada se me habían escapado.
- ¿Qué ocurre, pequeña?- me dice preocupada.
Niego con la cabeza, pero no le contesto. Me abraza más fuerte, y eso hace que mi corazón sonría, tanto o más de lo que ya lo hago yo.
Entonces, me aparta de ella, se pone en frente y me observa entera. En las manos llevo el sobre, igual que el que sujeta Cohl entre sus manos.
- ¿Bajas?
- No me lo puedo creer... Claro, o eso es lo que pone aquí dentro.- digo alzando la tarjeta.
- Pero, cielo... Tu no tienes pareja...
 No había pensado en aquello, ¿cómo podría ir sin mi einherjar? La ira me nubla la razón, los dioses me la han jugado, alimañas despiadadas...
- Tengo que bajar, tengo que bajar...- susurro.
Me aparto se ella y voy al salón principal del Valhalla donde, probablemente, se encuentre Freyja. Abro de un plumazo las grandes y pesadas puertas, provocando un gran estruendo.
Empujo, y dejo a un lado, a todos aquellos que aquí se encuentran, hasta que llego frente a ella.
- Lyss, ¿qué ocurre?- dice secamente
- ¿Qué que ocurre, dices? ¿De verdad me estas preguntando qué  que  ocurre? ¡Me habéis engañado! ¡Sois unos hijos de...!
- Calla, pequeña loca.
- No voy a callarme, no podéis jugar conmigo así, ya no.
Me observa, y ríe descontroladamente. Todo el mundo nos mira, desde el primer grito hasta ahora. Ella sigue y apenas puede hablar. Ahí se muera de la risa, mala pécora..-pienso.
Las manos me arden, a causa del enfado, tanto que es imposible soportarlo y no dejar que nada de lo que aquí abajo se cuece, salga. Pequeñas descargas luchan por escaparse de mis manos, algunas salen y es una de estas la que llega a la diosa pantera.
- ¡Qué te crees que haces!- chilla mostrando su rabia.
- Yo...- había sido sin querer, pero se lo tiene bien merecido.
- ¡Tu nada!- me dice mientras me da un bofetón.
- Zorra...- digo con un hilo de voz que se escapa de mi boca.
Todo el mundo esta callado, nadie osa decir nada, no ante ella, y menos estando enfadada.
-Ahora...Si quieres sabe porque has sido elegida, deberás darme algo a cambio.
Una diminuta Lyss, en mi cabeza, me dice que no, que me vaya y no le haga caso a nada. Pero hay algo en mi que me empuja a acceder a lo que Freyja me pide.
- ¿Qué quieres?
- Tu palabra, dámela. Deberás aceptar aquello que sea tuyo, te guste o no.
- Vale...
-¿Sí?
Asiento con la cabeza.
- Dilo.- me ordena.
-Te doy mi palabra.
- Ahora, di que me adoras, y que sabes que soy la más deseada.
- ¡Y una mierda!
-Bueno, va, ya me sirve.-dice subiendo los hombros un poco.- Las nornas nos aconsejaron que fueras con los guerreros aún estando más sola que la una.
Me rio y la miro con incredulidad.
- ¿Eso es todo?
- No te dije que fuera a ser largo...-dijo haciendo una breve pausa-  Ahora, ve a preparar las cosas para ayudar a tus hermanas y sus einherjars. No te escaquees con la excusa de que irás con el resto.
Asiento y vuelvo a recorrer el camino que antes ya había formado para llegar a donde esta. Todas ellas me miran, más bien, analizan lo que hago, cada movimiento que se produce en mi cuerpo.
- ¿Qué pasa, tengo algo?- les digo.
Ninguna dice nada, solo me miran anonadadas, hasta que me encuentro con Amish, la valkyria más arrogante, y arpía que haya podido existir. Es preciosa, como todas, pero igual que Freyja recuerda a una pantera, ella lo hace con cuervos y buitres. Un largo cabello negro se recoge en una fina trenza que le llega hasta la cintura, debe ser incómodo luchar con ella por ahí danzando, pienso.
En varias ocasiones he estado bajo su mando, ya que es una de las pocas valkyrias que han regresado del Midgard después de una dura batalla, junto a su einherjar, por supuesto. Es rauda y dura, pero quisquillosa y maniática, y a mi me la tiene, mucha
- Sí, tienes algo, pero siempre lo mismo, tu cara.
No podía faltar el comentario de la reina de las urracas.
- Por lo menos yo no voy manchada de mierda siempre. Al ir al baño te limpias con la trenza, ¿no? Así, ahorras papel.
La aparto con la mano y paso junto a ella, dedicándole una sonrisa falsa.
Mis pasos son firmes, decididos, estoy contenta de que al final no haya ningún error, me moriría si fuera así. Tengo ganas de oír como esa basura me ruega que no la mate, notar como su vida, si es que se le puede llamar asi, se escapa entre sus dedos.
De alguna manera, es como limpiar el mundo, hacemos que esas almas corrompidas por la sed de sangre desaparezcan y no contaminen un terreno que no es el suyo.
Dos días después, aún seguimos a la espera de que Thor nos avise de la gran tormenta. Lo más sencillo sería que él mismo la convocara.
Me visto con las ropas de lucha, aquel creada por los dioses, hecho para regenerarse y ser casi indestructible. Este esta compuesto por unas mallas y una camiseta de manga intermedia, hechas con partículas de titanio y esencia de rayo. En la camiseta hay partes de un metal especial forjado por los mismos enanos que un día hicieron la lanza de Odín, Gungnir. Los hombros,parte del pecho y de la espalda esta recubierto por este. A medio brazo, de ambos,todas las valkyrias llevamos un bracalete, en cada uno de estos.
Observo a la mujer del espejo, no parece tener más de veintidós años, aunque realmente es más longeva que la Tierra.  El pelo le cae como si fuera una cascada, sobre los hombros y las ropas, es de color borgoña, oscuro y brillante como las oscuras noches que abarcan el Midgard desde el inicio de la rebelión de los elfos. Tiene los ojos plateados, grandes, redondos como nueces. No deja de pestañear, lo hace muy rápido, pero no tanto como cuando ya apenas puede contener las lágrimas, que a veces asolan su radiante rostro y su dulce mirada. Ahora sonríe, levanta la mano y se toca los labios. Mis labios. Son rojizos, lo que hace que apenas tenga que ponerme nada para destacarlos. El brazo cambia de sentido, se va hacia su compañero, unos centímetros más abajo de la bue, el brazalete, pasado el codo, hay una delgada y rosada linea. Una cicatriz, no se ha ido, se supone que las valkyrias debemos ser perfectas, y yo no lo soy, tengo una tara. Tal vez sea la razón por la cual aún no ha llegado la mitad que me corresponde. Una mueca de tristeza se dibuja en mi boca justo antes de que cierre los ojos. Varios y agresivos golpes  hacen que los abra, me sobresalto. Alguien esta aporreando mi puerta, así que la abro.
- ¡Nos vamos, princesa! Ha llegado la hora de volar.- dice mientras da saltos por el pasillo- ¡Venga! El Alfather nos ha convocado. Hay que abandonar el Víngolf en menos de diez minutos.
¿Odín quiere vernos antes de marchar? Es extraño, aunque tampoco tanto. Dejo que la entrada de mi cuarto se cierre, y persigo a Clare.
Entramos al gran salón, un grupo de siete einherjars y valkyrias están frente a Odín  y la diosa pantera. Al lado de estos esta Cohl, esperando a mi nonne, con los brazos cruzados y con cara de enfado. Es demasiado fácil saber cuando esta de morros, y cuando se le puede pedir un favor. Tiene la piel oscura, no mucho, pero si tostada, unas manos grandes y el pelo corto, sus ojos son muy oscuros, tanto como el carbón pero a la vez destelleantes como cuando el cielo se plaga de estrellas, observa a su mujer y es cuando estos se ponen así. Ambos veneran el suelo que pisa el otro.
- Tortugas...- susurra Freyja, para que podamos escucharla todos.
Le lanzo una mirada, de aquellas que prenden fuego al hielo y congelan el mismísimo infierno. Cada día que pasa, la soporto menos, es bien cierto que la adoro, pero no es más que una mete-mierda.
- Ahora que, por fin, estamos todos aquí- dijo el dios, haciendo referencia a nuestra falta de puntualidad.- Me desearos buen viaje a todos. Sed fuertes, mis guerreros, cuidad de ellas, aunque se que a ninguna le faltan ganas para descuartizar y acabar con todo lo que se os ponga por delante. Volved con vida.
Y aquí tenemos el total de lo que hemos creado poco a poco durante todos estos días, la verdad es que estoy muy orgullosa de ello y me encanta, pero lo que más me llena es el saber que disfrutáis cuando lo leeis. Sed felices mis amados lectores. Sóis los mejores que puede haber en el mundo. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Tienes algunda duda?¿Quieres dar tu opinión? ¡Deja tu comentario! No muerdo ;)