29 mar 2014

Pequeño proyecto.

Hasta hace nada he estado ayudando a mi hermana a escribir un texto para Sant Jordi, ya que se presenta al concurso literario de su instituto.
Os dejo como esta yendo la ''historia'' .

Hay tantas cosas que contar, querido Sherlock. Ya sabes el principio, pero no el tuyo. Es la primera vez que te escribo, la única vez que lo haré, donde contaré cual será mi final. Solo tu lo sabrás, porque nadie logrará imaginar mi, distinta, realidad.
No hace más de dos años que empezó, el desastre, el horror y la pérdida de todo aquello que amaba, junto a mi alma y mi corazón. Tengo miedo, mucho, siempre lo he tenido, pero jamás nadie ha estado ahí para sacarme de este profundo pozo en el que me encuentro. Tal vez pienses que podría seguir un poco más, pero… No te engañes, tarde o temprano, acabará conmigo.
Se puede decir que soy nueva en esto, no le he hablado a nadie de mi problema, me atemoriza el hecho de que la gente pueda repudiarme aún más de lo que ya lo hace, por ser distinta a ellos. Desde hace un tiempo, que no puedo dejar de acariciar todas las cicatrices que yo misma me he hecho, liberando todo el dolor que me habían causando.
Cuando empezó, cuando aquella gran oleada  de dolor que me arrasó, no encontré salida, me buscaba, pero no llegué a encontrar la luz que antes iluminaba mi camino y me daba la paz que hacía que lograra dormir tranquila. Aquella que ahora ya no tengo y que solo consigo derramando cada una de las lágrimas que me escuecen los ojos tras la máscara. Aunque en determinados momentos ni eso me devuelve a la vida.
Te he hablado de las cicatrices, no son casualidad, a mi entender no son más que gritos de dolor, desgarradores, de aquellos que te encogen el corazón y te rasgan la existencia. Sí, yo misma las hice, cogí mis adoradas amigas, las culpables, brillantes, hermosas y en ocasiones, muchas, manchadas de mi propia sangre.
Todo es un cúmulo enorme, como una bola de nieve que se va haciendo más y más grande a medida que la arrastras. Mi problema, sencillamente, la sociedad. Familia, compañeros, amigos, o aquellos que creía que lo eran. Todos tan iguales, tan perfectos, como robots programados para ser completamente idénticos, simples maniquíes vestidos con la misma ropa.  Responsables de cada una de mis heridas, de los sentimientos de ira y desconsuelo que han asolado mi ser.

 
Espero que os guste, y a ver que os parece.

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